Le Palais Idèal ha inspirado a artistas durante más de un siglo. Independiente de toda corriente artística, fue construido sin ninguna regla arquitectónica y aun así, admirado por los surrealistas, llegando a ser reconocido como una obra de arte bruto. Además, fue declarado Monumento Histórico en 1969 ¿Qué más se le puede pedir a esta obra de arte naïf?
Fundido
en las callejuelas de Hauterives (Francia) se alza orgullosa la obra de
Ferdinand Cheval, Le Palais Idèal. ¿Pero, quién era Ferdinand Cheval? Popularmente fue conocido como “le facteur Cheval”,pues desempeñaba el oficio de cartero. Fue tachado por sus paisanos como hombre de "pocas luces", y quizá, quien sabe si
fue por eso, llevó una vida solitaria y creó un mundo fantástico que fue plasmando a lo largo de décadas en la construcción del
palacio.
LOS COMIENZOS
Ferdinand era cartero de la villa de Hautérives y todos los días, lloviera o luciera el sol, realizaba la misma ruta a pie. Un buen día recogió una piedra de forma singular. Fue la inspiración inicial para el proyecto del palacio. Desde entonces, entre entrega y entrega, recogía piedras que al principio guardaba en los bolsillos, más tarde en una cesta y al final, en una carretilla.
LA
VIDA PIEDRA A PIEDRA
Este
palacio, ideal según Cheval, fue una obra titánica. Comenzó a construirlo en 1879,
pasó dos décadas para levantar los muros exteriores y otros trece años más para
terminarlo. Todo realizado a mano y por un solo hombre, el cartero de Hautèrives.
Ferdinand
quería ser enterrado allí, con su obra, su sueño, en su mundo de fantasía; pero
las autoridades le denegaron el permiso. Es por eso que entonces, a la edad de
78 años, adquirió un terreno en el cementerio y trabajó durante 8 años más para
construir su propio mausoleo. Finalizó la obra y 20 meses después falleció, en 1924.
¿Irónico, verdad?
IMAGINACIÓN
AL PODER
Ferdinand
nunca salió de su pueblo, tan solo los km que debía recorrer para hacer el
reparto diario. Entonces, ¿de dónde sacaba las ideas para plasmar en su exótica
obra? Sencillamente, debemos suponer que se inspiraba en las imágenes de las
postales y revistas que repartía.
Los tres gigantes: César, Vercingétorix y Archimède. |
Los
muros exteriores son un potpurrí de diversos estilos arquitectónicos y los
materiales utilizados fueron piedras de forma curiosa, fósiles y arena amalgamados
con cemento. Los pasillos interiores del edificio están adornados con esculturas,
relieves y grabados de poemas y frases del propio Ferdinand.
Palmera realizada con caracolas y conchas. |
Galería . |
Relieve de un oso dentro de la galería. |
Relieve de un elefante dentro de la galería. |
Fachada oeste. |
Gárgola. |
En la actualidad el palacio pertenece a la villa de Hautèrive
y de vez en cuando lo utilizan como escenario para veladas musicales y durante
el verano se organizan espectáculos de luz y sonido en honor a su autor.
Nido de pelícanos. |
Chimeneas de oriente. |
No
creo que la visita a este palacio, ideal o no, deje indiferente a nadie. Es toda
una experiencia sumergirse en este edificio de sueños y formas que nos lleva de
viaje con la mente y el espíritu a lugares extraños. Leer de tanto en tanto algún
poema o frase aleccionadora de Ferdinand, o sucumbir ante los tres gigantes hacen de esta una visita tentadora.
INFORMACIÓN
DE VIAJE:
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